25 de abril de 2021

Distorsionada Realidad

En incontables ocasiones en estos últimos años me había preguntado, por qué dejé de escribir, si las voces de mi interior no sólo no habían cesado, sino que gritaban con más fuerza.

Ya fuesen historias de fantasía, o la descripción de un momento concreto, o mis demonios interiores gritando palabras sin cesar, dignas de cualquier entrada de blog, o del siguiente capítulo de uno de mis libros, con más palabras que un tweet y más imágenes que un nuevo post de Instagram, redes en las que también había dejado de publicar.

Era como si las manos tras las letras, o el botón del móvil para hacer la foto, hubiesen desaparecido. Esa era la clave, ahí lo veía, no había nada, el tiempo se había detenido porque yo había desaparecido.

No podía escribir si no tenía manos que lo hicieran, si no era dueña de mis actos, de mis pensamientos, si estaba perdida.

Desaparecer, cuántas veces había querido hacerme invisible hasta que ni yo misma pudiera verme, no hacer ruido, no moverme, no respirar.

Me había tragado tanto dolor, tantos sentimientos, tantas decepciones, que me habían invadido por completo dejando de existir y dejando de ser.

Qué pasaba cuando todo lo que creías que eras ya no estaba.

Qué pasaba cuando la imagen del espejo al que evitabas hace años, resultaba que era de una persona que no reconocías.

Cuando a pesar de estar con más personas no querías ni hablar, cuando te encantaría gritar hasta desgarrarte la garganta, si físicamente fueses incapaz de aguantar ni un rasguño más en tu lastimado corazón.

Siempre había tenido idas y venidas, felicidad y tristeza, siempre extremos, no sabía estar bien, sabía estar excelente o sabía no estar, dentro de mí no existían los grises, todo era de colores vivos o del negro más profundo y miserable, ese que me atrapaba, que me envolvía y con el que me sentía flotar hasta no sentir nada.

Cómo iba a escribir, cómo iba a hacerme una foto, cómo iba a hablar con nadie, cómo iba a sonreír. Fingía, construí un personaje, uno que sonreía y bebía y charlaba, uno que escuchaba y participaba y consolaba y abrazaba, pero era como una matrioska, esas muñequitas rusas de capas y capas idénticas que solo sirven para esconder la muñequita pequeña e insignificante de su interior.

Era como un recipiente de cristal al que has pegado una y otra vez las piezas y ya se notan los bordes, las grietas ya no puedes esconderlas.

Nada me inspiraba, nada me ilusionaba, nada me daba ganas de esforzarme y me escondía donde más daño sentía por sentir algo, allí donde me hieren, allí volvía.

Desolada, miserable, incapaz de saber quién era esa del espejo.

Y le gritaba en silencio a la yo que creía real que me salvase, que donde fuese que se había ido, por favor que volviese, que volviese la fuerza de voluntad, la ilusión, la imaginación, la creatividad, la chispa que me hacía especial, cuándo empecé a ser como todos los demás, que asco, que ira, estaba tan enfadada, suerte de que fuera una cobarde y no fuese más allá, donde se iban mis pensamientos cuando tocaba el fondo de la cueva en la que me había escondido y llevaba tanto ahí que hasta me gustaba, sí, me gustaba la sensación de autodespreciarme, de autodestruirme y sólo yo sabía que no era esa que sacaba a la calle, esa que me había inventado.

Sólo yo sabía que mi avatar de mujer normal, que trabajaba y salía y escuchaba y se reía y amaba y odiaba y vivía, era mentira.

La verdadera yo estaba en coma dentro de mí, con la esperanza de que llegase la magia que la sacase de su ensoñación y a veces, sólo a veces, acercaba el espejo al marrón de mi iris y ahí la veía, agazapada, aunque a veces, esas veces como hoy, sacaba sus garras y al ritmo de la música lograba escribir estas palabras, mientras me gritaba a mí misma, que algún día dejaría que volviese y sería ella quien mandase, sería libre.


Bss de color Violeta...

14 de febrero de 2019

La Cura

Ay no, no, no, es que así no puedo estar, es cerrar los ojos y verte dentro de mi cabeza, eres una pura obsesión, me mueve la lujuria de tu recuerdo, como cuando escucho esa música, la que bailamos los dos en la habitación. Me sofoco, si no te tengo me encuentro enfermo, eres una y otra vez la fantasía que conduce mis pensamientos, todo el día el vicio de verte, rozarte, rica muchacha.

Cuando te veo con esa falda, la verde, la de las flores blancas, esa que ondea cuando tu culo se mueve al caminar, la que me dejaste que te levantara, necesito suspirar, resoplar todo el rato.

Hoy bajabas las escaleras y el viento te quitaba el pelo de la cara, tu larga melena, morena es que me voy a volver loco… y como hueles, todo me huele a tu colonia, mis manos, mi camiseta, mi habitación.

Sé que es un secreto, sólo lo sabemos tú y yo, en la plaza sólo unas miradas, quizás una sonrisa, si tengo suerte un par de palabras, mi estómago se encoge nada más que apareces, escucho a mis colegas y sus palabras hacia ti, entre tíos, de lo buena que estás, de qué guapa, de cómo bailas y de alguna comparación sexual que intento no escuchar, aunque jamás dejaría que se metieran contigo, si ellos supieran que mis dedos te han recorrido, de que mi lengua sabe a lo que sabe tu piel, de que esos besos acabarían con cualquier cordura.

Me he vuelto adicto, no puedo pensar en otra cosa, jamás podría haberme imaginado que yo sería el elegido, eres lo único que quiero, eres una droga, puro sexo.

Quiero morirme de una sobredosis de ti, me he vuelto adicto, necesito verte desnuda de nuevo, debajo de mí, me pongo tenso, esas piernas rodeándome, tus ojos cerrados, tu boca abierta, joder, me va a dar algo.


Cuando me pidió ayuda con las matemáticas, aluciné, pero ni por asomo, como estoy ahora.

- Ey niño - me dijo - ¿puedo pedirte un favor?
Yo me paralicé, joder, no se puede estar más rica, haría lo que fuese, si su boca me lo pidiera.
- Sabes de matemáticas, ¿no? ¡ah! y ni una palabra.

Al llegar, miradas, sonríe, cierra los ojos y susurra “esa canción me encanta”, y se pone a bailar y yo sentado, tan morenita, tan pequeñita, tan preciosa y tan irresistible joder, una pedazo de tía buenísima bailando en mi habitación, y me mira y se ríe y me coge de las manos y yo me levanto porque otra cosa no, pero bailar, bailo que te cagas, y al ver que la acompaño, se pone seria y de nuevo susurra, “lo sabía, siempre te miro cuando salimos, siempre con ese ritmo sexy”

¿Sexy yo? bueno en realidad ya lo sabía nena, pensé, y el valor que me dan sus palabras, me hacen que reaccione, me envalentono, caricias, besos y una sesión de sexo salvaje e inolvidable.

Y aunque esto no ha pasado, "baby" para mí se queda, mi moral y tú me prohíben compartirlo, pero estos recuerdos me achicharran.

Me está mirando y cuando nadie la ve, me guiña y yo sonrío, y los dos sabemos que vas a suspender matemáticas muñeca.

Bss de Color Violeta...

7 de marzo de 2017

…Que mi alma no descanse si de amar se trata…


Estaré marcada para siempre, en la eternidad de mis días, del resto de la existencia porque te llevo tatuado en el Alma… lo sé, aún queda mucho por sentir, como ese espejismo que aumenta la sed, las ganas, porque cuando faltas todo me sobra y cuando estás quiero gastarte los labios, olvidar mis ojos en algún lugar de tu paisaje, en el que quiero que me hagas perderme por un momento… Porque solo existo cuando pienso en ti y aunque cada uno es su propio argumento, sé que estoy  porque tu estas todo el tiempo en mi cabeza.

Quiero pintar la vida antes que ella nos destiña, tú y yo de cielo en cielo, de sueño en sueño encontrándonos frente a frente con tu sonrisa decorando las tardes, porque si pudieras vaciarías el vacío y elevarías la altura, contigo el tiempo es como una brisa, como un aire quieto que suena como una canción cuando me miras a los ojos.

Llamarlo como sea, así nos hizo el amor, exacto y verdadero que fluye como un río y en el que todos los días son días de besarte, porque todo empieza en tus labios y continúa en tus pensamientos, pasando a través de tu corazón que es el lugar y es el camino.

Cuídate de ti, apresúrate despacio, ya sé que algunas cosas tienen que ser creídas para ser vistas, pero confía en mí, el amor y la duda nunca han armonizado, tienes que creerme, cómo explicar que decir tu nombre es deletrear mi destino, que toda mi vida soñé que me querías y soñar es saber.

Que tengo de ti lo que tú no tienes y te daría de mí cualquier cosa, jamás pensé que alguien pudiese crecer solo mirándote a los ojos, donde es mi piel una isla y el resto se ahoga en tus pensamientos.

Perdido es el tiempo no dedicado al amor, abre los ojos, sueña la vida, imagínate enamorado siempre de mí, sonríe, siente abrazado a la noche, porque aunque aún me pertenezco, podría comerte a besos y solo de pensar en tu perfume me derrito al apetito de tu cuerpo.

No olvides que siempre te espero y sobretodo jamás esperes que te olvide, por favor bésame mucho, que tus besos hagan que me extinga, que cuando no estás, que cuando no los tengo duele y pensar en tu sonrisa lo cicatriza.

¿Qué dice tu corazón? Decirlo sin decirlo, que si tu no estas no estoy, que el insomnio me lo provoca tu sueño, por ser siempre la mirada que me observa, por desear un rumor debajo de la piel…¿Quién dice que todo pasa y se olvida? Amo lo tenaz que aun sobrevive en mis ojos, alabada sea la duda de que el pasado siempre esté presente en el futuro.  

Debes de estar cansado porque todo el día corres por mi mente, dime lo que piensas tú, piensa lo que dices, tú el pulso del alma humana.

Esta noche quiero dormirme en tu memoria, acurrucarme en tu espalda y despertarme queriendo soñarte naufragando en el mar de tus pupilas, derrapando en las curvas de tu corazón, que la curiosidad sea más grande que el miedo de respirar tu ausencia que asfixia mi alma, tú acertijo que me resuelve.

Cada vez que sueñes yo estaré soñándote… Hagamos alma… Tengo experiencia. Te amo.

Bss de color Violeta...

5 de octubre de 2016

Disaster Ladie

Mi exhaustiva búsqueda de la comodidad y el preocupante abandono en el que me hallo, hace que me plantee muy seriamente mis últimos looks para venir a la oficina, como siga así, cualquier día de estos me veo aquí sentada en pijama.

Lo peor es que no he sido consciente hasta que me he visto en el espejo del baño, con el pelo como un nido de paja mal recogido en una cola, ausencia total de maquillaje y de elástica y holgada indumentaria.                                                

Tras unos minutos observándome de esta guisa, he añadido el toque de darme cuenta de que no llevo sujetador, ¿vale? y no porque sea una maravillosa y esbelta hippie de esas de portada de revista, o mejor aún de concurrida cuenta de Instagram, con unas tetitas como ciruelas, la piel bronceada y larga melena de estilo californiano, no, no, ni mucho menos, dónde va a parar, osea ubícate, que si yo no llevo sujetador definitivamente estoy abandonada a mi ser.

Como diría la Pantoja, ¡¡los focos hacia mi persona!!



Pero… ¿por qué he dejado de usar el corrector de ojeras y he decidido sacar mi ropa de aparcar coches?

La verdad es que no estoy muy segura del momento exacto en que decidí dejar de parecer una mujer adulta con trabajo, casa y ninguna adicción preocupante que me empuje a una vida sin techo, de chándal y riñonera. Lo único que sé es que es una fase por la que muchas mujeres pasamos, de vez en cuando, en la que yo me encuentro ahora mismo y que sin duda alguna, tiene un motivo que va más allá de la mera estética, me atrevería a decir que tiene bastante más que ver con la parte emocional, así que yo me pregunto, ¿qué le ocurre a mi estado de ánimo?

Este tipo de situaciones no tienen por qué ocurrirle a todas las mujeres, si eres de esas que ni muerta sale a la calle sin maquillaje o tienes los pies como garras de terodactilo porque sólo usas zapatos de tacón, mi más sincera enhorabuena, por tu tenacidad diaria, que me aspen si yo juzgo a otra persona, pero he de ser sincera conmigo misma de que ese no es mi caso.

Soy una maniática de la limpieza y sí que me gusta cuidarme, gracias al dinero mejor gastadito de mi vida tengo el Láser hecho, por tanto el no tener que depilarme, ayuda bastante en épocas de dejadez para no parecer una indigente, además que también me gustan las cremas y tengo la piel muy agradecida. Es decir, no se trata de higiene, sino más bien de ausencia de estilo, arreglo e incomodidad de ningún tipo, en definitiva nada que me identifique como icono de la moda actual, del 1 al 10 grado de mujer “cool” menos 3.


Quedando claro el qué, lo que habría que hondar es en el porqué, y ahí entra la parte emocional.

Quizás estoy un poco abrumada por el estrés laboral, la falta total de tiempo y el continuo embarco en diez millones de cosas que aunque mezclen obligación y devoción, no me dejan tranquila, ni un poquito de tiempo para simplemente tumbarme en el sofá, disfrutar de mi misma y de no sé, un libro o una peli.

Cuando no estoy trabajando, estoy preocupada por algo del trabajo, cuando no tengo una cena o un cumple, tengo que tender una lavadora, comprar o cocinar, vaya que cuando paro, lo que estoy es “reventaita” y tengo un sueño como un demonio, cuestión que no ayuda mucho. Y por favor, no me vengáis con el que esto es una vida adulta y responsable donde hay mogollón de obligaciones y bla, bladd, blaaad… Porque siempre he hecho mil cosas a la vez, facultad, deportes, trabajos, vida social, etc. y siempre lo he compaginado todo, tantas cosas que me gané mi sobrenombre de Super Woman y bastante merecido. Así que por organización de mi tiempo no es, es por falta de él.
Sí, lo sé, es obvio que estoy un poquitín estresada, pero la verdad es que no tengo tiempo ni de peinarme.

Ya, lo vais a decir, organización, pero hay veces que lo que el cuerpo te pide es desorganización, así que me revelo sin darme mucha cuenta y me vengo al trabajo con un vestido dos tallas más grande y unas manoletinas marrones, por poner un ejemplo.

También, este sedentario trabajo, que aunque parezca increíble, me encanta, pero no el mero hecho de no estar en el paro, no, no, me encanta el tipo de trabajo que es, nunca imaginé que ser una pieza de una gran empresa, oficina, documentos y números, me harían sentir tan jodidamente realizada, y el permanente miedo a poder perderlo agrava mucho muchísimo mi actual estado de ansiedad. Añadiendo que me ha regalado una lesión propia de tantas horas sentada y el consiguiente aumento de peso.

Exacto, he engordado y bastante, la lesión me impide hacer ni el más mínimo deporte, así que llevo muchos meses en un stand bye físico y esto me hace entrar en un bucle, sedentarismo, sobrepeso, lesión, no puedo hacer deporte, luego me cuesta mucho perder peso, el peso fufff... que favorece que permanezca mi lesión y vuelta a empezar.


En definitiva, lo que justificaría mi desastre estético, serían un cúmulo de cuestiones, capitaneadas por la falta de tiempo por llevar tantas cosas para adelante y a la vez, la incertidumbre laboral, el encontrarme bastante baja de ánimos por verme más gorda, el impedimento de poder hacer deporte, que me encanta y echo mucho de menos, y que sobretodo mejoraría mi aspecto físico, agravado por esta puñetera lesión, son un desencadenante bastante obvio de mi agobio permanente y que haya desarrollado tanto estrés ante la ingente y permanente cantidad de todo tipo de cosas haciendo ralis en mi cabeza día y noche.

Pero así es la vida, un ciclo donde los días pasan volando y se repiten las mismas fechas, otro cumpleaños, vuelta al cole o al trabajo, la Navidad que siempre llega, o incluso eso que se dice mucho ahora que con el cambio climático parece que nunca se van a acabar las estaciones, pero siempre terminan y llega la siguiente.

Es como la moda, todo vuelve y todo está inventado. Pero depende de ti, al igual que darle el toque a tu look, dárselo a tu vida.

Qué bien que de nuevo vuelvan todas las fechas, porque eso significa que estás viviendo.

No se trata de repetición porque lo que ha pasado nunca vuelve igual, y no importa si te pilla en chándal o en tacones, lo que cuenta es que te encuentres a gusto.

Bss de color Violeta…

29 de junio de 2016

Microrrelatos

Soy consciente de que hace mucho que no escribo, os prometo que es por falta de tiempo y mil proyectos que llevo a la vez, pero no he dejado de pensar en el Blog un solo día y tengo mi agenda a reventar de notas para las siguientes entradas.
Esta es una de las que tenía pendiente, se trata de unos Microrrelatos que mandé a un “concurso” de un conocido periódico el verano pasado, y resulta que uno de ellos ganó por así decirlo y fue publicado, ¡sí! No sabéis cuanta ilusión me hizo ver mi nombre entre sus páginas y ahí sin más lo que había escrito, una pequeña satisfacción que no había experimentado antes, ya que es la primera vez que me publican.
Así que aquí os los dejo, sería genial que me dijerais cuál os gusta más y a ver si adivináis cuál fue el afortunado que me publicaron, ¡jeje! Prometo que pronto os contestaré con el ganador, palabra.
Bss de color Violeta...

A veces
A veces me olvido, a veces me olvido de tu rostro, de tu imagen en mi cabeza.
A veces me olvido de tu cabello, de cómo lo siento suave mientras lo deslizo entre mis dedos.
A veces me olvido de tus labios, de su sabor cuando tu boca toca mi boca.
A veces me olvido de tus manos, de cómo tus caricias erizan mi piel.
A veces me olvido de tu olor, de cómo lo inspiro en tu cuello mientras me abrazas.
A veces me olvido, entonces me miras, sonríes y me olvido de mí.

Mesa para seis
Esa noche había quedado con las chicas, un grupo de amigas muy diferentes, que el azar había unido volviéndolas inseparables.
Tras hacer lo que parecía capoeira para poder abrocharme los vaqueros, me subí a unos taconazos y salí corriendo.
En la puerta del restaurante me encontré con Celia y Vero esperando mientras Tania aparcaba.
Al entrar, Lara ya había llegado, puntual como siempre y nos cruzamos con Berta que venía del baño algo extraña.
Intercambios de besos, sonrisas, y un gesto para elegir la primera ronda apta para todos los públicos.
Al llegar a Berta, ésta se tapó la cara y soltó entre sollozos – Me ha dejado.
Silencio y sorpresa se sentaron con nosotras de repente, miré al camarero.
-       Olvide lo de antes ¿podría traernos una de estas? - Le dije señalando una botella de la carta en la que tendríamos mucha pena que ahogar.

La cafetería 
Él camisa y corbata, de vida introvertida y estresante, ella delantal y pelo recogido, chispeante y con una divertida cotidianidad.
Día tras día, un café con leche, doble, sin azúcar, acompañado de algo salado, quizás hoy pan con jamón, mañana a lo mejor sólo con aceite y sal.
Ella amplia sonrisa y mirada agradable, él tímido ladeo de cabeza y unos asustadizos ojos que no se atrevían a mirarla directamente.
Pero algo había cambiado, estaba decidido, esa mañana era el momento que llevaba imaginando desde la primera vez que entró en aquella cafetería hacía ya muchos meses.
Hoy sabía lo qué quería, café, pero esta vez lo acompañaría con algo dulce, con una invitación a tomarse otro, juntos, donde ella quisiera.

Un instante de valentía
Tras meses de darle vueltas al mismo tema en mi cabeza una y otra vez hasta marear mis pensamientos, después de interminables conversaciones repetitivas sobre lo que debería ser y nunca era, pasando mis días en un hastío permanente, tirando y tirando de un peso muerto, a contracorriente, sin anhelos, sin ilusión, sin amor.
Un día, simplemente lo supe, le miré y algo en mi tono de voz nos convenció a los dos de que lo que estábamos esperando acababa de llegar, sin más dilación salió de mi boca en un tono firme y seco.
- Se acabó.
Se acercó lentamente, me dio un beso en los labios, rozándolos sólo, aunque ambos sabíamos que allí ya no quedaba nada para él.

Decisiones 
En una mano una caja de parches reductores, en la otra un tarro de leche condensada, en su cabeza un enredo de pensamientos y en su corazón, sentimientos encontrados que se empujaban unos a otros luchando por la victoria.
Tras unos segundos mirando de derecha a izquierda y viceversa como en un partido de tenis, decidió que la cosa quedaba en empate, dejando caer ambos productos a la cesta.
Al fin y al cabo, qué era la vida sino una sucesión de días buenos y días malos, mejor estar preparada para poder afrontar cualquiera de los dos. 

16 de enero de 2016

#33

Y casi sin darme mucha cuenta, escondido entre la rutina del día a día, las fechas señaladas, las sorpresas, imprevistos, alegrías y tristezas, las personas con las que comparto la vida, las nuevas, las que ya no están, las que han querido quedarse. Con todo lo que he hecho y lo que me queda por hacer, resulta que he cumplido los 33.

¡Wala 33!, la verdad es que a mí me suena a bastante y sin embargo me sabe a poco, mucho por todo lo que ya he conseguido en la vida y a penas nada, por todo lo que aún me queda por hacer, ver, descubrir, sentir…
Si pienso en cómo yo creía que sería a esta edad, la verdad es que me hace gracia, en fin, al menos toda una mujer de 33 años, con su trabajo, casada y ya con algún hijo, ¡jajajajaja, ay que me da!

Lo primero es que mujer, mujer, bueno, aun no es que me sienta, a ver, soy una mujer, pero física y psicológicamente me veo y me siento aún como chica, no niña, pero tampoco una adulta, quizás no como lo que es para mí una mujer adulta, más bien ahí ando en el límite de la eterna adolescente, aunque sí que he madurado en bastantes aspectos de mi vida, pero no del todo, yo me entiendo.

Sigo siendo igual de intensa que a los 17, trágica y teatral, todo es muy importante, aunque sea el vuelo de una mísera mosca, me sigo poniendo paranoica ante muchas situaciones y me adelanto a todo, y si… ay, pero es que y si… vamos, que soy una auténtica “Drama Queen”.

Me he repetido hasta la saciedad que debo tomarme las cosas con más calma y darle a cada cosa la importancia que realmente tiene, además de no adelantar acontecimientos, mientras yo haga lo correcto, o de todo de mí o intente cualquier cosa, que lo que tenga que ser será, tengo que dejar de montar tanta película en mi cabeza, dejar de ponerme tan nerviosa con todo, la verdad que soy excesivamente maniática y obsesiva, y eso queridas amigas tengo que cambiarlo, sé que necesito madurar aun mucho muchísimo.

Es como cuando tienes un problemón a cierta edad y después con el tiempo piensas, pero bueno, qué tontería y lo mal que lo pasé. Pues yo no aprendo, a mi me sigue pasando, porque me preocupo con la misma intensidad por absolutamente todo y así yo no sé cómo no me ha dado ya un “jamacuco”. No soy más inquieta porque no soy más alta.
Lo del matrimonio tampoco ha ocurrido aun, pero sí que tengo al Rey de mi casa y pase lo que pase ya puedo decir que he conocido lo que es el verdadero amor en esta vida. Ya os he hablado en otras entradas de él, estoy colada y nos hacemos felices que es lo importante. También vivimos juntos y aunque la casa no sea nuestra, ya que estamos de alquiler, la siento como mía, supongo que eso que dicen de que donde tienes el corazón tienes el hogar, en mi caso es cierto. He disfrutado y aún lo hago, amueblando y decorando, me encanta tenerlo todo limpio y ordenado, cocinar, poner, cambiar, etc. En definitiva jugar a las casitas en nuestro nidito de amor.

Tiene sus cosas buenas y malas, tenemos la tranquilidad de no estar amarrados a una hipoteca, palabra que aterra, aunque por otro lado a mis recién estrenados 33 años, sigo sin ser propietaria de nada importante, porque a lo de no tener casa, añadimos que tampoco tengo coche, ya que me mudé cerca del trabajo para no tener que estar interminables horas buscando aparcamiento, con el coche de mi padre, que era el que usaba antes.

En definitiva, que otros detalles de adulta que no cumplo, obligaciones económicas importantes de casa y coche, va a ser que no, risas mil.
Hablando de cosas de adulta, el trabajo empieza a ser importante cuando piensas en tu futuro, cuando te preocupa más cuánto vas a cotizar que cuánto vas a ganar, bueno y también te preocupan las facturas a pagar, tu vida laboral, etc.

Desde que empecé en la universidad he estado trabajando en un montón de cosas, he sido camarera, niñera, teleoperadora, maestra en distintos cursos y actividades escolares, profesora particular, monitora de gimnasio de muchas clases distintas, y un larguísimo etc… porque siempre me ha gustado buscarme la vida y manejar mis ahorritos mientras estudiaba, aunque nunca me ha faltado nada en casa y mis padres han podido darme todo lo que he necesitado y más, me gustaba aprender por mi misma y con esfuerzo el valor de las cosas.

He tenido la suerte de pasar por la Universidad, primero Derecho y luego Pedagogía, pero por unas cosas y otras y como ya os he comentado, las vueltas de la vida me colocaron trabajando de mi hobbie, aunque me preocupé de estudiar y sacarme los títulos necesarios para desempeñar bien mi tarea, lo que me ha llevado a estar trabajando de entrenadora personal, nutricionista y monitora deportiva durante varios años, más concretamente los últimos 3 años y medio.

Pero resulta que la vida y sobretodo mis estudios y mis ganas de seguir adelante me han dado la estupenda oportunidad de darle otro cambio radical a mi vida, así que con muchas alegrías y algunas tristezas cierro esta etapa de trabajo físico y comienzo con toda la ilusión del universo a trabajar con la inteligencia. ¿Y a qué me refiero con esto? Pues que el 2016 y estos preciosos 33 me han traído un nuevo trabajo donde me puedo desarrollar intelectualmente, ahora y espero que por mucho tiempo soy una feliz administrativa en una gran empresa, mejores condiciones laborales y personales, ya que he ganado entre muchas cosas calidad de vida.
Es cierto que no tiene nada que ver con lo que hacía y que no sé qué va a pasar más allá de la finalización del contrato, pero este salto al vacío que me ha sacado de mi zona de confort, ha roto muchos de mis miedos y ha subido varios peldaños en la escalera de mi autoestima, ya que a pesar de tener muchos estudios y experiencia aun no había tenido la oportunidad de demostrarme a mi misma de lo que soy capaz. Y que sea por el tiempo que sea (cruzar los dedos que sea mucho muchísimo) estoy feliz y mi vida ha cambiado a mejor y sé que este empujón me ha vuelto a colocar en la línea de vuelo para llegar bien lejos.
Así que por ahora y por fin, puedo decir (como lo llamo yo) que tengo un Trabajo de Adulto… ¡jajajaa!
Bss de color Violeta...

10 de diciembre de 2015

Simples indignaciones...

Hoy me gustaría mostrar un poco, por no decir un cubo lleno, de indignación, por cosas tan sencillas y que día a día nos ocurren y que parece que pasamos por alto, en plan, me mosqueo e incomodo durante un rato y luego a otra cosa mariposa, y ya basta, voy a decirlas aquí, todas las que se me vayan ocurriendo y veréis como también os pasa.
Una de tantas es por ejemplo, ahora que se acerca la Navidad época tierna, de familia, amistad, donde todo el mundo se quiere más, es más caritativo, aunque durante el resto del año sea un hijo de su madre, etc. llenan nuestras vidas de vídeos por todas partes, con advertencias de que no vas a poder parar de llorar, con historias tristísimas de abuelitos cenando solos, niños sin regalos, personas solas de todo tipo, en serio... Para empezar gente que vive sola hay todo el año y desgracias y problemas, no entiendo la saturación en estas fechas, para que te sientas mal y compres menos o compres más, es que no lo entiendo.

A todo esto añádele la contradicción en la publicidad de señoritas idealmente vestidas de fiesta brindando con cava en elegantes salones, tipos trajeados o semi-empelotas en playas paradisiacas anunciando perfumes que vale un cuarto de sueldo el frasco más ridículo, que cuando te lo sacan en la tienda, siempre empiezan por decirte el precio del tarro de medio Litro y cuando los ojos se te salen de la órbita la extra-trabajada dependienta empieza a bajar hasta sacarte uno muuuuuy pequeñiiiiiito y que te da vergüenza comprar porque para regalar eso por ese dinero le llevo tres garrafas de Nenuco y a volar, al menos más práctico es.
Ahora llega el momento de preparar los Modelones para estas fechas. En Noche Buena se estila más el estilo niña buena con el rollo de que cenas con la familia y tal y aunque vayas a dar una vuelta luego, no es lo mismo que Noche vieja, que es la noche para la que realmente guardas ese look de súper fiesta. Yo que soy muy de brillos y purpurinas este día en el que puedo sacar a la luz mi lado más hortera y chillón, resulta que ahora voy a las tiendas y lo que está de moda son los conjuntos de dos piezas, con un trocito de piel al aire, las camisas igual de cortitas o unos vestidazos con toda la espalda al aire y cuando digo toda, es hasta la mismísima raja del culo.

Vamos por parte, creí que la traumática e imposible época de llevar la barriga o parte de ella al aire había acabado al terminar el instituto, porque veréis queridos empresarios o quien diseñe estas cosas, resulta que a la mayoría de las mujeres de a pié nos cuesta un poquito ponernos una camiseta de esas y encima pegada, que no llega a la falda o al pantalón, que en mi caso para que nos hagamos una idea es como si aprietas un boyo de crema.

Y los vestidos, camisas, camisetas con la espalda al aire son preciosos, pero una preguntita, ¿el sujetador qué hacemos, libertad, vuelta a los 70?, ¡¡libres domingos y domingas!! Pues lo siento si me siento más cómoda con mis pechos abrigaditos en un par de copas de algodón. ¡Ah! Y por los lados también se ve, joder, dejad de hacer las axilas de las camisetas a la altura del cinturón, gracias. 
Otro indignante aspecto a destacar, ya que trabajo cara al público, es toda esa gente que te deja sorda dando los buenos días, tardes, noche o lo que toque, sarcásticamente hablando claro está, ya no sólo que se te quede mirando al pasar, porque mira si no te ven anda, pero es que te clavan la mirada y tú ves a cámara lenta como pasan sus ojos de los tuyos al infinito sin gesto alguno y tú ahí con tu automática sonrisa y cara de pánfila, de verdad si la paciencia pesase no podría caminar. Háganle un favor al Mundo y a ustedes mismos/as y sonrían un poquito, por favor, o diríjanse sin prisa al Baño a ver qué ocurre, porque está claro que ahí hay algo atravesado y que requiere de evacuación, o si tienen la oportunidad hagan el amor a ver si se les relajan los músculos faciales un poquito.
Sonreír es gratis amigos/as y la Educación alegra mi estresado corazón.
Una última indignación y no por ello menos importante es toda esa gente que lleva una doble vida con sus relaciones sociales y/o sentimentales, ahí me refiero a la para mí innecesaria necesidad de tener pareja y llevar vida de soltero/a, por favor que estrés, si ya es complicado satisfacer las necesidades de uno mismo/a y las de tu pareja, añádele amantes, qué agobio, que innecesario, surrealista y absurdo, en serio, dejen de mentir, que la persona en quien confías, a la que le abres tu corazón y tus piernas, se vaya de pícnic duele, dejen de hacerlo, estén solteros y solteras y sean libres para copular por todo el área metropolitana, pero no dejen que las personas confíen en vosotros, porque utilizar a la gente está mal, es feo, y me indigna coño, joder. (Me he venido arriba).

Y aquí también entra la gente que lleva dobles vidas sociales, si alguien te cae bien, te sientes a gusto y eres natural, donde las relaciones fluyen, disfrutad mutuamente de vuestra compañía, hasta convertirlo en amistad, si no, si te cae mal, si no es de tu cuerda, si hace cosas raras que no van contigo, simplemente no le trates, saludos cordiales y buen viaje, por favor Basta de falsedades, critiqueos, historias y relíos dignos de repulsivos programas de Tele 5.

Me indignan las personas exentas de empatía, que tú no tengas sentimientos no significa que no dañes los de los demás a los que maltratas y que por cierto siempre suelen ser buenas personas. Y aunque suene absurdo, prefiero pecar de tonta o inocente que de perversa e irracional, y a todas las personas que eligen el lado fácil del daño, la mentira, la triste envidia, yo os deseo que encontréis vuestro sitio, aquel en el que realmente seáis felices para que esa necesidad desaparezca.
Que cuando una amiga/o te defrauda, traiciona o hiere de manera irreversible y por la putísima cara, duele y cuesta recuperarse, igual que cuando una pareja te engaña o deja sin motivo, porque al fin y al cabo son personas con las que compartes vida e intimidad, por eso me indigno.
Que se te llene el vaso le puede pasar a cualquiera y yo soy mucho de aguantarme las ganas de dar cuatro voces, así que me desahogo aquí que es más bonito oiga. Para todos los que tenéis estas y un millón más de indignaciones, antes de cagaros en nada, ni en nadie, pensad que el/la/los que nos provocan disfrutan con eso, no veáis los vídeos lacrimógenos, pasad de la gente que en realidad lo que me provocan es lástima, desearles todo vuestro amor que es lo que no se espera nadie, porque a veces las sonrisas se contagian y sino la vida ya le dará su patada en el culo correspondiente.

Bss de color Violeta...

Psd: Estas indignaciones son simples, ya que las complicadas son gratificantemente comunes, como la crisis, la pobreza, el maltrato de seres vivos, etc. y no requieren de sencillo sarcasmo para desahogarme, los problemas importantes del Mundo que a todos nos indignan es mejor conversarlos en persona, ¿no creéis?

21 de noviembre de 2015

Tú, Yo & el Mundo

Un día me descubrí mirándote y simplemente supe que te quería y que no podría dejar de hacerlo nunca. No es que no pueda, es que no quiero dejar de quererte, ni de mirarte, durante el resto de nuestras vidas.
Tus nervios, tu risa estruendosa, tus movimientos bruscos de niño pequeño que acaba de descubrir sus manos y pies, sólo pensar en ti sonrío.

Antes de conocerte pensaba que mi idea del amor era sólo un sueño producto de mi imaginación, un tópico preconcebido por películas y libros, pero resulta que no, que ni una cosa ni otra, porque tú vas más allá, porque entre tus brazos estoy en casa.

A veces te enfado porque soy una pesada, porque te digo lo que no te gusta oír y tú te pones gilipollas y me haces llorar, peleamos, discutimos, pero jamás nos hemos ido a la cama sin arreglarlo, sin hablar, porque nunca he dejado de amarte aunque quisiera arrancarte la cabeza.
Y si hablo de irnos a la cama, es irremediable que se me coja ese pellizco en el estómago y me muerda el labio de abajo pensando en tu cuerpo y lo bien que queda encima del mío. Esa cama en la que pierdo la noción del tiempo mirándote mientras duermes, que por cierto es el único modo de que estés callado, bueno ese y viendo esa serie que tanto te gusta y que a mí me da mucho miedo, pero la veo por acurrucarme a tu lado. Esa cama a la que me traes el desayuno.

Tengo una colección de tus besos por todo mi cuerpo, pero me quedo con dos, el primero que me diste y que sonoro me confirmo que yo era para ti al menos una pizca de lo que yo pensaba, y el segundo, largo, y con el que pude saborear lo rico que estabas, ese definitivo que me hizo rendirme ante ti sin oposición, sin vuelta atrás, porque me has cambiado la vida a besos.

Decimos muchas veces que nos queremos, pero cuanto disfruto los “Te Quiero” que me dices mientras nos derretimos entre las sábanas... o sin venir a cuento, mientras me haces reír, me dices que me quieres y que te encanta provocar mi exagerada carcajada, porque nadie me hace reír como tú, porque me hiciste volver a sonreír, porque nadie me quiere como tú y a nadie quiero como a ti.
Una película en el sofá, ir en el coche, una tormenta, un domingo en la cama, una cena, tender la ropa, bailar, todas esas simples cosas son sencillamente mejores contigo.
Me haces sentir cariño cuando pones mala cara cuando te digo que hay que ir a comprar, y que sepas que me río de ti desde el baño cuando te oigo maldecir mientras planchas, porque cuando tú no estás en casa quiero que llegues, no me gusta el silencio sin ti.
Me gusta escucharte, analizo tus movimientos y mi carácter maniáticamente observador archiva cada gesto, cada pestañeo, la ilusión o la intensidad con la que me cuentas las cosas, cuando te atascas porque piensas más rápido de lo que hablas, tu risilla cuando estas nervioso, o cuando estás muy cabreado por algo y para autocalmarte te pasas la mano por el pelo. Mmmm... adoro tu pelo moreno y brillante a juego con esos profundos ojos, negros, tan oscuros como el mar por la noche y donde creo que me perdí la primera vez que me sumergí en ellos y ahí sigo, perdida en ti, porque es donde quiero estar.

Es fácil hablar de amor, pero es imposible describir la realidad de amar a alguien que te corresponde, que es una persona normal, sencilla, como tú y que quiere lo mismo que tú, querernos y hacernos felices juntos, porque es lo más bonito que hay en esta vida.
Te quiero y te lo digo y me lo dices, pero quiero que seas feliz, que cumplas tus sueños, que tengas una vida plena y darte todo lo que puedas necesitar, porque tú ya me haces feliz y ya me lo das todo cada día, con tus abrazos, con tus audios que me hacen reír, con tus detalles porque sí, con nuestra cama mal hecha y la comida achicharrada, no cambiaría nada de ti, nada.

Cuando me abrazas y miro hacia arriba y tú hacia abajo, y me das un simple beso, cuando acaricio los huecos de tu espalda, el olor de tu piel y tu cuello, que es mi parte favorita del universo con esos lunares por estrellas, son como perlitas de chocolate que me encanta rozar con los labios aunque te hago cosquillas y no me dejas.
Hablando de no dejar, no quieres que te toque el culo y por eso más lo hago, para chincharte y que te quieras vengar.

Hemos pasado mucho en muy poco tiempo, he sentido mucho dolor por verte llorar, pero nunca dejaré que derrames ni una lágrima por mi culpa y siempre estaré para consolar tus penas.

Pasear por el barrio, que aparezcas en el salón en calzoncillos y te pongas a bailar porque ha sonado una canción que te gusta, que se te ilumine la cara jugando a la Play con tus amigos mientras yo doy vueltas por la casa, haga lo que haga durante el resto de mi vida, quiero que tú hagas lo que hagas también, pero a mi lado.

Mi moreno sexy, ruidoso y cabezón, divertido y sensible, visceral e impetuoso, mosqueón, fabuloso, la persona más buena que he conocido en toda mi vida, Gracias por ser mi hombre, a pesar de que te decía que no te enamorases de mi, cuanto me alegro de aquella vez que me contestaste, “Tarde...”

Bss de color Violeta...

10 de noviembre de 2015

Ponte a Dieta, ¡Es una orden!

Es un poco exagerado, pero sí, básicamente me auto-ordeno ponerle fin a esta orgía culinaria que llevo últimamente, por mogollón de motivos y situaciones que han ocurrido en mi vida, mi habitual dieta ha sufrido unos días que se han prolongado a meses de una montaña descomunal de ingesta de porquerías de todo tipo y no puede ser.

No me gusta poner excusas, pero cuando no era por una cosa era por otra, no he comido bien ni un solo día en meses, es más, no es que de vez en cuando me pasara y pecase, no, no... Estado Gorrinal Permanente y eso ya se acabó.
Yo hago muchísimo deporte, de hecho me dedico a este Mundillo, es mi trabajo y tenga o no tenga ganas, llueva, truene o relampaguee, voy al gimnasio 6 días y hago la friolera de 15 clases a la semana, repartidas en un poco de todo, desde cardio aeróbico súper fuerte, donde salgo que parece que me ha atropellado un camión, hasta pesas y esfuerzo anaeróbicos muy pero que muy bestia. También hago Pilates y otras clases, que equilibran la balanza, pero aun así sigue siendo deporte, PEEERO, resulta que por mucho ejercicio que hagas lo más importante es la alimentación, puedes machacarte hasta que te arda el pecho a cada bocanada de aire y estar tan cansado que hables en otro idioma, que si llegas a casa y te comes un cochinillo flotando en su propia grasa, no sólo no vas a perder ni un gramo, sino que encima puede que incluso engordes, porque además de grasa, empezarán a pesarte los músculos. Esto es así de ingrato, no vale sólo con una parte del puzzle, se necesitan todas las piezas, deporte y comida sana.
Tampoco hay que ser radical, no me gusta ser extremista en nada, puedes comer sano y bien, desayuno pan y café, media mañana algo de fruta, almuerzo normal, ensalada y pollo por ejemplo, merendar fruta y cenar siempre suave, algo de verdura o proteínas, en resumidas cuentas, comer poco y sano unas 5 veces al día, evitando harinas, cereales, pastas, legumbres, azucares, etc... y al llegar el fin de semana, tomártelo con más calma, que surge una cenita pues a disfrutarla, o si quieres tomar unas copas, estupendo, en fin, nada de vivir a rajatabla, porque eso también es anormal y le damos sufrimiento a nuestro cuerpo, la ansiedad y los nervios o pasar hambre también es un estrés negativo e innecesario y en fin, gente, relajarse, cuidarse no es una carrera cuesta arriba y a contrarreloj, sino más bien un largo paseo donde de vez en cuando podemos parar a disfrutar de un helado y ver el paisaje, no sé si me explico.

Siendo sincera, cuando estudié para ser Entrenadora personal, también realicé Nutrición y la teoría me la sé perfecta, pero la práctica... por eso es una lástima que con lo bien que hago una de las partes, la del deporte, tengo que acompañarla de una buena nutrición, porque además cuidar lo que comes influye en la prevención de muchas enfermedades, estar saludable, no es estar delgado, es estar bien, sano y a gusto con uno mismo.

Personalmente soy una mujer de curvas y eso me encanta, pero una cosa es ser voluptuosa y otra es estar redonda... Y al tener tanta tendencia a engordar, tengo que controlarme y dejar de hornear pastelillos, cosa que me encanta, porque disfruto comiendo, pero más aun cocinando y si es ya repostería, apaga y vámonos.
Otro pequeño detalle y no menos importante, es que desde hace un maravilloso y feliz año, mi novio y yo nos fuimos a vivir juntos, llenando mi corazón de Purpurina y mi cocina de todas las ricuras que os podáis imaginar, porque aquí se junta una persona que no sólo come como la liga de fútbol americano al completo, si no que su caso es el contrario, su tendencia es a adelgazar, así que su metabolismo por lo tanto le permite comer y comer y comer (como lo odio...) hasta reventar por un ojo y encima puede que hasta adelgace.

Además, él cocina, por llamarlo de alguna manera, como si coges un animal atropellado de la carretera ya con un pié en la putrefacción post-mortem y aún así lo achicharras hasta el carbón puro y lo tapas de salsa barbacoa hasta que flote.

Por lo tanto la cocina, más bien cocinar, porque fregar los platos sí que los friega, es la única labor doméstica que no compartimos, dejándome a mi la ardua y sacrificada tarea de hacer un Menú para Tiranosaurio y otro para mí, ya que si como a la par que mi Morenazo no cabría por la puerta principal de cualquier centro comercial que se precie.
En resumen, que esta Tremenda se pone a cuidarse, para no llegar a las Navidades ya como un Kinder Sorpresa, porque ya me encargaré de comerme todas las delicias navideñas para después de reyes volver a empezar, ya que soy una "Serda" (Me encanta decirlo con S) sin arreglo.

Bss de color Violeta para todas las Gorrinas del Mundo...